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Nacional de Softbol: Saldando cuentas
La versión 2011 del Campeonato de Softbol de la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP), para administrativos, docentes e investigadores, “Copa Marcela Paredes de Vásquez”, llevado a cabo el fin de semana del 30 y 31 de julio en Azuero, traía el arrastre de un sinsabor para los amantes de bola suave, pues en la versión anterior, 2010, el juego de campeonato debió enfrentar a las novenas de Panamá Oeste y Azuero, quienes llegaron invictas a la final, pero una torrencial lluvia dejo al público con la incertidumbre de quién era el mejor, suscitando que inusualmente se decretarán dos campeones.
Por todo lo anterior, para la versión de 2011, la expectativa estaba sobre las mencionadas novenas, quienes deseaban definir de una buena vez, cuál era la mejor, según declararon los directores de ambos equipos.
Pero antes debían sobreponerse a los obstáculos de sus grupos, donde existían quienes deseaban borrar el recuerdo hegemónico impuesto por Azuero y Panamá Oeste, tal era la intención de Panamá Sede y el hibrido de Chiriquí-Bocas, acompañantes con opción a desbancar a los azuerenses en el grupo A e impedir la esperada y adeudada final.
Panamá Sede, se despidió del campeonato antes de lo que sus seguidores, quienes confiaban en llevar el título a la capital, esperaban, y no pasó de la fase inicial de grupos, despertando comentarios en su fanaticada con relación a la necesidad de escoutear nuevos talentos para la próxima temporada, pues a pesar de contar con lanzadores de aceptable control y dominio sobre los bateadores, obligándolos a batear elevados controlables y roletas al infield en la mayoría de las ocasiones, el cuadro le cometía errores en jugadas de rutina, provocando la anotación de carreras en contra.
En el caso del híbrido Chiriquí-Bocas, el experimento mostró aspectos interesantes, dignos de mencionar, como la conciliación de dos estilos diferentes de juego en poco tiempo por parte del director Eduardo Beitía, ya que los tortugueros son reconocidos por la búsqueda de batazos de poder, mientras que los chiricanos se destacan por su férreo picheo y bateo oportuno.
Esa combinación de elementos les permitió acceder a la serie cruzada, como segundo del A, detrás de la novena de Azuero. Mientras que Coclé, quien completaba el grupo, aportó ganas, pero realmente en esta temporada no representaba peligro y se despidió sin obtener triunfos.
En el grupo B, los beep-beep de Colón, no pudieron con la competencia y postergaron sus aspiraciones para el próximo año. Los “CSI” (investigadores) de Tocumen, antecedidos por sus logros en los torneos capitalinos, se constituían en el equipo sorpresa y no defraudaron, pues decidieron el segundo lugar de su grupo contra los tecnológicos de la tierra de Urracá, quienes a su vez llamaron la atención de la fanaticada por lo aguerrido de su estilo de juego.
Las semifinales quedaron conformados por la llave entre Azuero versus Veraguas y la otra, Panamá Oeste contra Chiriquí-Bocas.
Tanto Azuero como Panamá Oeste resolvieron sus compromisos por abultamiento de carreras, dejando el escenario preparado para finalmente verse las caras en una final adeudada a la fanaticada y postergada por los caprichos climatológicos.
CRL